sexta-feira, 1 de julho de 2011

Claridad y perspicacia de visión


Por: JULIO FAESLER

Lo que el electorado mexicano debe tener para los comicios que están a sólo un año de distancia es un fino sentido de orientación con una buena dosis de perspicacia. Lo que decidiremos en julio de 2012 definirá, en buena medida, lo que será la calidad de vida durante los siguientes 6 años.
Los tiempos se presentan confusos en mucho porque los partidos políticos juegan sus cartas según sus propios cálculos estratégicos. Para quien quiera conocer un esquema claro del proyecto de nación que cada uno propone, la respuesta es casi nula. Hasta ahora no hay definiciones, ni descripciones de objetivos, ni metas. Las declaraciones aun no revelan el perfil del país que proponen.
En este período vacío de ideas y de propuestas hay que prepararnos para afinar nuestro criterio electoral. Cuando planteamos qué régimen de país queremos, la respuesta es el sistema democrático. Cuando preguntamos a qué condiciones de vida aspiramos, demandamos alto nivel de ocupación basada en educación y capacitación con seguridad en la justicia.
Trazar el perfil de quien pudiera ser el Presidente de México nos lleva a exigir que responda al sentimiento cultural nacional y que presente un sabio equilibrio de realismo económico con visión social. La acción del Presidente no ha de estar al servicio de ideologías.
Por ahora el ruido que aún hay en los canales de comunicación de todo tipo, prensa, televisión, radio, internet, facebook y "twitters" oscurece el trabajo de discernir. Además la distancia es demasiado corta respecto a los acontecimientos, a veces rudos, que diariamente nos asedian como para ganar perspectiva y ver cuánto deben influir en nuestra actitud en las urnas. Lo que hemos vivido en los últimos sexenios ha sido muy contrastado y hay que saber aquilatar para aprobar o rechazar. El realismo que hay que usar no es sólo de censura acerba sino el que permite apreciar lo que el país ha avanzado en términos de significación práctica para las mayorías ciudadanías.
Aunque el avance de México no se define en términos únicamente económicos, la excelente administración financiero-fiscal lograda en este sexenio es importante: baja inflación, alrededor del 3.5% cuando en Europa es superior, que por primera vez en muchas décadas ha rendido un ligero, pero positivo, aumento en los salarios reales, un índice de desocupación del 5.5%, considerablemente inferior al de los Estados Unidos y Europa donde está en un 8%, un 10 y hasta en un 20% como en España.
Son hechos concretos el que se hayan podido operar programas sociales como Oportunidades, de promoción de vivienda popular y un seguro médico popular que ya beneficia a 45 millones individuos,
La ardua acción contra la criminalidad va entregando resultados. La respuesta de Felipe Calderón es cuestionada diciendo que no fue cuidadosamente diseñada ni consensuada como si la progresiva eliminación de capos y jefes de mafias fuese inútil y hasta contraproducente. No hay que tener duda en el control policial de una criminalidad asesina que afecta por igual a mexicanos que inmigrantes.
Todo Estado tiene que reprimir a los que asesinan, explotan, secuestran o trafican con personas o drogas. Y definitivamente no podía continuarse tolerando este cáncer. En la lucha contra el narcotráfico, México no puede articularse con los Estados Unidos por el simple hecho de que ese país no asigna prioridad a combatir su propio consumo de drogas, el más grande del mundo.
En lo que se refiere a intentar controlar el consumo de drogas en el interior de México, la opción es independiente de la decisión que tomen los Estados Unidos en cuanto seguir negando el problema y limitándose a sus consecuencias policiales. Nuestros vecinos podrán optar por la legalización de la droga; ello alegrará a los introductores y traficantes y podrá ayudar a México en cuanto a reducir la importancia de nuestro mercado nacional.
Que lo anterior merezca o no reproche moral no importa, pero el gobierno de México hace bien en resistirse a entregar a su juventud a las adicciones, aunque contraste con la aceptación social que en Estados Unidos goza el consumo generalizado de narcóticos y la producción y tráfico abierto de armas.
Es de vital importancia plantear a los candidatos las preguntas clave: ¿cuáles son las metas socioeconómicas cuantificadas a que se comprometen?, ¿cuál es la estrategia que adoptará para combatir la criminalidad abierta y el narcotráfico en México?
En otros asuntos las condiciones internacionales son difíciles. Hay un choque frontal entre visiones que compiten para orientar el desarrollo, visiones basadas en tesis neoliberales-empresarialistas o en las socialistas-populistas. El mexicano quiere que su Presidente guíe al país por una ruta propia lo que significa que ha de ejercer su convicción con firmeza de mando, pero sin dictadura.
A medida que vayan eligiéndose los verdaderos candidatos los mexicanos tenemos que afilar nuestra perspicacia para dirigirles otras preguntas como el tipo de economía que proponen, ¿cómo piensan estimular empleo y priorizar los sectores más estratégicos para lógralos?
El ciudadano tiene que aguzar su talento para penetrar ambigüedades, dirigir las preguntas que se necesitan para detectar cuáles de los eventuales candidatos a la presidencia ofrecen más seguridades y un desempeño responsable, honesto y con calidad humana.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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