quarta-feira, 13 de julho de 2011

Los mexicanos quieren la paz, no una "guerra contra la droga" con víctimas inocentes

lagranepoca.com
Por Christian Watjen - La Gran Época
El año pasado fue el más sangriento registrado en cuanto a la violencia relacionada con el narcotráfico en México, llegando a las 15.000 víctimas, de acuerdo con el Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego. Eso es más del doble del número de bajas militares de EE.UU. en Afganistán e Irak juntos en la última década. Desde el comienzo de la “guerra mexicana contra la droga” hace más de cuatro años, de 35.000 a 40.000 personas han perdido la vida. El descubrimiento de una serie de fosas comunes, así como la brutalidad inusual de los asesinatos, a menudo relacionados con la tortura, han sido noticia en todo el mundo. Más recientemente, se descubrió una serie de fosas con los cuerpos de 116 inmigrantes en el estado de Tamaulipas, cerca de la frontera con Texas. Después de llegar a la presidencia por un margen estrecho en diciembre de 2006, Felipe Calderón declaró una “Guerra contra la Droga”, cumpliendo su promesa de campaña. Hizo un llamamiento al ejército para ayudar a la policía en la campaña contra los cárteles del narcotráfico, y para interceptar el tráfico ilegal de drogas y armas.
El gobierno mexicano ha proclamado muchas victorias en su campaña, incluida la detención de varios señores de la droga – como la captura el 22 de junio del líder de La Familia, uno de los cárteles más conocidos. Las autoridades también han confiscado alijos masivos de drogas y armas. Sin embargo, el creciente número de víctimas habla del otro lado de la historia. Las autoridades afirman que el 90% de las personas asesinadas estaba involucrado en el tráfico de drogas, según la Institución Brookings. Sin embargo, muchos observadores dudan de esta cifra, incluyendo a Sanho Tree, miembro del Institute for Policy Studies y director del Drug Policy Project.
Tree cree que muchas de las víctimas son personas inocentes que no participan en actos delictivos, pero añade que esto es difícil de verificar, ya que “más del 95%... de los asesinatos nunca se resuelve”. En el número de víctimas total no se incluyen las personas que han desaparecido sin dejar rastro. El sufrimiento de sus familiares, que viven con una dolorosa incertidumbre, tampoco se puede describir con estadísticas. Un clima de miedo y terror impregna a la sociedad mexicana, que se ha militarizado cada vez más y cada vez está más controlada por el crimen organizado.
El 28 de marzo se perdieron siete vidas. Las víctimas fueron encontradas dentro de un automóvil en una pequeña ciudad al sur de México, envueltas con cinta adhesiva y asfixiadas. Una de ellas era el hijo de 24 años de edad de Javier Sicilia, poeta conocido a nivel nacional. Después de escribir uno de sus últimos poemas dedicados a este hijo, dejó de escribir poesía.
El mismo día, llevado por su dolor, hizo un llamamiento al pueblo de México para romper con su miedo y silencio - y la gente respondió.
En todo el país, la gente salió a las calles para exigir el fin de la campaña militar, así como reformas del sistema judicial y político de México. Fue la primera protesta importante hacia la guerra contra la droga y la militarización del país, y fue apoyada por un inusual y amplio espectro de la sociedad. La agrupación ciudadana Movimiento Nacional para la Paz nació de esa protesta. Un mes más tarde, Sicilia encabezó una marcha silenciosa de 72 km. desde su ciudad natal de Cuernavaca hasta la ciudad de México. Cuando llegaron al Parlamento el 8 de mayo, alrededor de 100.000 personas se habían reunido allí, escribió Sicilia.
“Estamos aquí para decirnos a nosotros mismos y a ellos que no vamos a convertir este dolor en nuestras almas, en nuestros cuerpos, en odio, tampoco en más violencia, sino en un vehículo para ayudarnos a restaurar el amor, la paz, la justicia, la dignidad y la balbuciente democracia que estamos perdiendo”, manifestó Sicilia en la concentración, según un informe de NTD Television.
El periodista Al Giodarno, del medio de comunicación alternativo NarcoNews, señaló: “En una semana, la voz suave, intelectual y cada vez más querida se ha convertido en el buque insignia a través del cual millones de voces exigen ahora poner fin a la guerra contra la droga”.
Giodarno, que fue testigo de la marcha en la Ciudad de México, lo llamó un “cambio radical” en la opinión pública mexicana, ya que expresaba que “la gente había dado un giro definitivamente contra el uso del Ejército mexicano para combatir a los traficantes de droga”.
De hecho, según Tree, mientras que muchos votantes todavía están a favor de “soluciones simples...cada vez más y más mexicanos no creen que las medidas de Calderón vayan a tener éxito”. Laura Carlsen, analista político y directora del Programa de América, escribió en un artículo para la revista The Nation el 10 de mayo: “Mientras que el aumento del número de muertos ha frenado el nuevo movimiento por la paz, es la falta de justicia lo que ha causado víctimas y que los ciudadanos señalen a Calderón responsable del derramamiento de sangre. ... La corrupción dentro del sistema judicial, la policía, el gobierno y las fuerzas armadas crean un contexto de impunidad que genera violencia y el crecimiento del crimen organizado”.
Mientras que el movimiento por la paz exige un cambio de rumbo de su propio gobierno, muchos en México creen que México fue presionado por Washington para llevar a cabo esta guerra - sobre todo a través de la Iniciativa Mérida - con el fin de resolver un problema de EE.UU. en suelo mexicano. La Iniciativa Mérida ofrece equipamiento y entrenamiento para apoyar las operaciones de las fuerzas de seguridad para una reforma a largo plazo y la supervisión de las agencias de seguridad en México y América Central. Entre 2008 y 2010, el Congreso estadounidense aprobó casi 1.600 millones de dólares en fondos solo para México.
Sicilia declaró en una entrevista con Carlsen el pasado 5 de junio: “Este problema tiene tanto que ver con el gobierno de EE.UU. como con el gobierno mexicano.”
La Iniciativa Mérida es un tratado entre Estados Unidos y México, y también otros países de América Central, que fue aprobado originalmente por el Congreso estadounidense bajo la administración Bush en 2008, con un presupuesto total de 1.400 millones de dólares para ser distribuidos en tres años. México recibió más de 1.100 millones en los dos primeros años, según el Departamento de Estado norteamericano. Tree señaló que esta iniciativa “pone demasiado énfasis en una solución militar”. Lo comparó con arrojar agua en un incendio de origen eléctrico y dijo que la estrategia para “romper y fracturar las organizaciones del narcotráfico” es “muy ingenua”.
Aparte de la pérdida de la vida humana, Tree dice que “la otra víctima de esta guerra” es la idea de un contrato social - la idea de que un gobierno “puede proporcionar las condiciones mínimas de seguridad y previsibilidad para que la gente pueda continuar con su vida”.
En la actualidad hay “muchos mexicanos que no tienen esperanza en el futuro y demasiados jóvenes que prefieren vivir como un rey por un año que vivir como un campesino”, señaló.
Sicilia explicó en la entrevista con Carlsen: “Si no abordamos el problema de manera integral, si tan sólo seguimos gastando dinero en respuestas violentas a éste, entonces estamos en el camino hacia un estado policial, un desastre peor del que estamos experimentando ahora”.
Sicilia inició una Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, que consistía en más de dos docenas de carrozas que condujeron a través de México más de 2.400 km., desde la ciudad donde fue asesinado su hijo hasta la frontera con EE.UU..
La caravana se detuvo en los pueblos y ciudades afectadas por la guerra, donde a los residentes se les animó a dar un paso adelante y dar testimonio. Muchas de las víctimas hablaron por primera vez en estos eventos, después de haber permanecido callados por temor a las represalias de los cárteles o a no ser tomados en serio por la policía.
Un activista dijo a la BBC durante el viaje: “Este movimiento es muy bueno. Creo que poco a poco la gente se librará del miedo en México. Tendrán más valor; hablarán “.
El 11 de junio, la caravana cruzó la frontera en El Paso, Texas, donde se celebró una reunión binacional. Sicilia recordó a Estados Unidos su culpabilidad por la violencia y el sufrimiento de su vecino del sur. Como consumidores de drogas, “los estadounidenses tienen que darse cuenta de que detrás de cada calada a una pipa de marihuana, detrás de cada raya de coca hay muerte, hay familias destrozadas”, recordó Sicilia, según NPR.
Sicilia hizo un llamamiento a los estadounidenses, como votantes y ciudadanos, para ejercer presión sobre el gobierno de EE.UU. y que éste ponga fin a su apoyo al ejército mexicano en la búsqueda de una estrategia desastrosa. “Estados Unidos tiene una grave responsabilidad en todo esto. Cuando sus ciudadanos permanecen en silencio, están imponiendo la guerra sobre nosotros”.
El movimiento por la paz está claramente notándose, aunque todavía no está teniendo necesariamente un impacto en la política del gobierno. El pasado 23 de junio, Calderón se reunió con Sicilia y otros miembros del movimiento en el Castillo de Chapultepec en Ciudad de México para hablar acerca de estos asuntos. En la reunión, el Presidente defendió sus políticas al afirmar que los crímenes son causados por los delincuentes y no por el gobierno, según el comunicado de prensa de su oficina. “Hubiera sido muy irresponsable no actuar”, afirmó Calderón.

Nenhum comentário:

Postar um comentário