Aunque los grandes cárteles de la droga han sido desmantelados, Colombia sigue siendo el primer productor mundial de cocaína, los cultivos ilícitos prosperan en nuevas áreas del país y hay otro tipo de violencia en las ciudades ante la disputa por el control del microtráfico.
2011-08-09•La Aldea
La ONU dio a conocer en junio que Colombia, Perú y Bolivia lideran la producción mundial de cocaína. Foto: Carlos Durán/Reuters
La palabra clave es perseverar. Presidente Calderón y pueblo mexicano, yo les digo con toda honestidad y con toda convicción: no bajen la guardia, sé que es una lucha costosa, pero si quieren tener éxito hay que perseverar. Yo lo felicito a usted presidente Calderón, porque su éxito en esa lucha (contra el narcotráfico) es el éxito del pueblo colombiano.”
La afirmación del mandatario de Colombia, Juan Manuel Santos, el primero de agosto durante su visita a México, podría ser tomada como parte del protocolo. Pero la suerte de ambos países frente a esta problemática es una sola desde hace más de dos décadas, cuando los cárteles de Cali y Medellín comenzaron a aliarse con los mexicanos en un negocio cuyas ganancias y expansión es proporcional al número de viudas y huérfanos.
Y es que pese a que los grandes cárteles están técnicamente extinguidos —como aseguran Santos y su antecesor Álvaro Uribe—, el narcotráfico en Colombia sigue siendo un problema grave; tanto que si bien la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (Unodc) afirma que hubo una baja de 15 por ciento en las áreas sembradas con coca en 2010, el Informe Mundial sobre las Drogas 2011 presentado por el mismo organismo el pasado 23 de junio establece que Colombia, junto con Perú y Bolivia, siguen liderando la producción mundial de cocaína.
La medición de Unodc muestra que Colombia pasó de 73 mil hectáreas de coca en 2009 a 62 mil en 2010, esto es una reducción de área sembrada de 15 puntos porcentuales y una disminución potencial de la producción de cocaína de 19 por ciento (de 410 toneladas métricas en 2009 a 330 en 2010). Recordemos que en 2001 los cultivos de coca ocupaban 140 mil hectáreas.
Pero la que debería ser una buena noticia va acompañada de varios problemas de índole interno como la reducción del tamaño de las parcelas sembradas con coca para evadir la acción oficial (de 2 ha por parcela en 1999 a entre 0.7 y 0.9 ha desde 2006). Esto, según la Unodc, generó un aumento del número de familias que dependen de los cultivos ilícitos: de 56 mil 910 hogares en 2009 se pasó a 63 mil 660 en 2010. Cada miembro de estas familias recibió en 2010 en promedio mil 427 dólares; es decir 3.9 dólares al día. Las grandes ganancias se quedaron con los capos colombianos y algunos mexicanos que son los que siguen manejando el sucio negocio en el país.
A esto se añade el auge de cultivos en departamentos como Nariño y Chocó, donde la actividad ilícita no había sido tradicional; el paso de país productor a consumidor; y la violencia por el control del microtráfico en Medellín y Cali.
En la región del Pacífico (Nariño y Chocó) se concentran las mayores áreas cultivadas. Es un área estratégica ya que es posible sacanr vía marítima la cocaína a Centroamérica (en especial Guatemala y México, y de ahí a EU). Antes departamentos como Putumayo, Meta, Guaviare, Vichada y Vaupés concentraban actividad cocalera pero también resintieron la presión sobre la guerrilla de las FARC bajo la administración de Uribe, con el telón de fondo del Plan Colombia.
Pero los éxitos que muestran las mediciones de la ONU no convencen a todos. Entre ellos está el profesor Francisco Thoumi, investigador experto en narcotráfico quien dirigió el Informe Mundial de Drogas de la ONU 2000. En un texto para la revista Razón Pública, Thoumi afirma: “Si en 2009 había 73 mil ha cultivadas con coca y en 2010 se erradicaron a mano 43 mil 690 y se fumigaron 101 mil 940, ¿cómo es posible que en 2010 hubiera 62 mil hectáreas? La coca toma casi un año para dar la primera cosecha, que además es pequeña. Si las estimaciones del área cultivada son válidas, simplemente no habría coca para producir cocaína”.
Sobre el alza de precios de la cocaína en EU, consignada en el informe, Thoumi la liga con la guerra entre las mafias mexicanas y la persecución del gobierno de Felipe Calderón. Es más, destaca la “pérdida de protagonismo” de los narcos colombianos, pues las redes cada vez más incorporan ilegales de otros países que convierten a sus territorios en zonas de paso.
El coronel (r) John Marulanda, experto en seguridad, ha advertido que Venezuela es uno de esos países y que su importancia dentro de la cadena del narcotráfico es cada vez mayor, como lo muestra el homicidio en ese país de Wilber Varela (alias Jabón) uno de los capos del cártel del Norte del Valle.
En México, el presidente Santos también insistió en el componente policial del combate al narco ya que, dijo “a pesar de haber desmantelado los cárteles (de la cocaína), en otros tiempos todopoderosos, que tenían arrodillada a la democracia colombiana, a pesar de haber extraditado a capos de todos los cárteles habidos y por haber, el negocio continúa y continúa el financiamiento de grupos violentos por parte del narcotráfico”.
Esto, asimismo, a pesar de la derrama del Plan Colombia, unos 600 millones de dólares al año en promedio de 1999 a 2008, ya que desde 2009 los fondos han sido recortados a razón de 50 mdd cada vez.
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